“A un ser humano se le puede arrebatar todo menos una cosa, la última de las libertades humanas, la de elegir su propia actitud en cualquier serie de circunstancias dadas. La libertad de elegir su propio camino”

 

El hombre en busca de sentido

Victor Frankl

 

Yo no sé si es porque acabo de llegar de vacaciones y todavía tengo mezclado el calor salado con el olor de la crema de broncear. No sé si es porque me duele un poco la zona  lumbar ya que hace apenas unas horas me he tragado un montón de kilómetros en la autopista intentando avanzar todo lo posible mientras mi niño dormía. O no sé si es porque hoy ha sido mi primer día de trabajo. Pero hoy, como cada día primero después de las vacaciones, cuando he echado un vistazo al listado de pacientes y he comprobado que la consulta  estaba llena a rebosar, con los problemas de siempre y algunos más, casi me han entrado ganas de llorar.

Creo que he sentido lo síntomas de eso que algunos llaman de depresión postvacacional. Sobre este cuadro no parece haber consenso acerca de que sea una enfermedad,  más bien parece tratarse  de un proceso adaptativo que podría y debería ser prevenido por uno mismo teniendo en cuenta cuestiones tan sencillas como: Llegar a casa con cierta antelación, hacer que la incorporación sea escalonada, comenzar por las cosas que a uno le resulten más agradables, segmentar todo lo posible  las tareas difíciles, dormir bien,  realizar ejercicio… En fin más o menos lo de siempre.

Yo creo que la auténtica clave está en una palabra: Actitud.

Sí, la actitud. Eso que precede a la conducta de cualquier persona está condicionada por múltiples factores pero: ¿Sabes en qué se apoya? Básicamente en uno: nuestro propio diálogo interno.

La actitud condiciona no sólo nuestra conducta sino, ante todo, nuestra manera de sentirnos. Estoy convencido de que muchas enfermedades tienen su origen en actitudes erróneas de la misma manera que pienso que se deben abordar comenzando por un cambio de actitud. También lo estoy de que la actitud es la base de todos los éxitos.

Si solamente me quedase un minuto de vida y tuviese que regalar un consejo a mi hijo le daría este: “Pon tu mejor actitud para todo aquello que quieras lograr” 1

Así que me he liado la manta a la cabeza y muy bajito para no molestar, me he permitido hacer un pequeño descanso antes de empezar la mañana y he escuchado  la canción Yo quiero respirar de Danhy y… ¿sabes? me he sentido mejor.

Quizá en parte  por su letra pero ante todo por la alegría y el ritmo que desprende. Mientras la escuchaba me decía a mí mismo: ¡Qué carajo!, ¡Soy médico de familia y  me encanta lo que soy!, ¡Sí, soy afortunado!, ¡Sí!… Bueno y casi bailo mientras me disponía a recomenzar la jornada con una nueva actitud.

Así que si te sirve, ya sabes: para prevenir la depresión postvacacional, piensa en positivo, recuerda las actividades preventivas que recomiendan los expertos, escucha buena música y sobre todo  cuida mucho tu actitud.

¡Feliz comienzo de curso!

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javier bris

Javier Bris Pertíñez

Coordinador GdT Salud Basada en Emociones de la semFYC