Recientemente, un medio de comunicación publicaba una detallada entrevista a Konstantinos Farsalinos en su contraportada. En el subtítulo, lo describían como el máximo experto médico mundial en tabaquismo, dando a su opinión una calidad prácticamente irrefutable. En un cuadro en la parte izquierda de la página, el periodista responsable de entrevistar a Farsalinos, daba algunas pinceladas que, desde el punto de vista de la Medicina de Familia y Comunitaria, así como de la evidencia científica, resultaban, como mínimo, muy inquietantes. De un lado, el periodista comentaba que esta máxima autoridad mundial en tabaquismo no paró de fumar su cigarrillo electrónico durante el rato que duró la conversación. En palabras del periodista, dice “me muestra su cigarrillo electrónico, y durante la entrevista se regala intensas pipadas.”

El enfoque de la entrevista ha generado mucho debate en las redes sociales y en el ámbito científico, sobre todo por esa calificación de “mayor autoridad médica mundial sobre tabaquismo” y por el contenido de la misma, que parece aconsejar el consumo del cigarrillo electrónico, aunque no existen hasta el momento estudios científicos relevantes que demuestren su eficacia para prevenir ni la adicción al tabaco ni que no sea una costumbre nociva para la salud.

Uno de los máximos expertos en tabaquismo de la semFYC es Rodrigo Córdoba, del Programa de actividades preventivas y de promición de la salud (PAPPS), que fue presidende del Consejo Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y tras haber leído el impacto del artículo ha querido avisar a todos los lectores de que “Konstantinos Farsalinos tiene graves conflictos de interés con la propia industria del cigarrillo electrónico, por ejemplo a través de la tabaquera Lorrillard propietaria de empresas de e-cigs.” En ese sentido, Córdoba destaca que el entrevistado en cuestión “actúa con total apoyo de la industria del e-cig y del tabaco” y sus declaración no son más que “un intento de lavar los deplorables daños de este sector que lleva más de 5 décadas en las que se ha estado engañando al conjunto de la población y, en especial, a los propios fumadores, sus principales víctimas”.

La posición de la semFYC en este sentido es ampliamente conocida: No existen estudios que acrediten que el cigarrillo electrónico sea una herramienta útil para prevenir el tabaquismo ni que ayude a dejar el hábito tabáquico. “Los medios de comunicación generalistas deberían de ser muy precavidos a la hora de elegir los contenidos que publican en ese sentido, intentando siempre tener una opinión científica contrastada que les asesore en este sentido”, añade Córdoba, que también comparte con #noticiassemFYC este enlace en el que se señala claramente los conflictos de interés del pseudo experto Konstantinos Farsalinos.

https://tobacco.ucsf.edu/surprise-lorillard-tobacco-publishes-two-papers-finding-e-cigs-pose-no-hazard

Farsalinos es uno más de los “personajes financiados directa o indirectamente por la Industria del tabaco/ e-cigs para infundir la idea equivocada de la reducción de daños (harm reduction).”