Desde del Grupo de Trabajo de Salud Basada en la Emociones de la semFYC hemos querido escribir un artículo a raíz de una entrevista publicada en la edición digital de La Vanguardia que llevaba por título “Ser altamente sensible dificulta vivir en sociedad”, y en la que la formadora empresarial y terapeuta especializada en alta sensibilidad Kathrin Sohst hablaba acerca de las personas altamente sensibles (PAS), aunque no existe un acuerdo unánime sobre el término y su definición.

La Alta Sensibilidad es un rasgo, no es algo que tienes, es algo que eres. No es un trastorno, no es una patología. La Dra. Elaine Aron1 ha resumido los rasgos característicos de la alta sensibilidad en una fórmula abreviada (DOES).

D: de «Depth of Processing», es decir, la profundidad del procesamiento de la información.

O: de «Easily Overstimulated», lo que significa que las personas altamente sensibles sufren un exceso de estímulos antes o más deprisa que las personas con una sensibilidad normal.

E: de «Emotionally Reactivity and High Empathy». Se trata de la reacción emocional. Los sentidos de las personas altamente sensibles reaccionan más fuerte a los estímulos positivos y aún con más intensidad a los negativos.

S: de «Sensitivity to Subtile Stimuli». Las personas altamente sensibles perciben también los estímulos sutiles que permanecen ocultos para los demás.

Estos son los cuatro pilares del rasgo de la alta sensibilidad, para que una persona se califique como PAS tiene que verse reflejada en el conjunto de estos cuatro puntos.

Elaine Aron, descubrió que las personas altamente sensibles nacen con un sistema nervioso que les permite percibir y procesar los estímulos, tanto externos como internos, de forma más intensa que los demás. Se trata de un rasgo hereditario y variable que tiene entre el 15 y el 20% de la población. En su distribución no existe diferencia entre sexos, hay igual proporción de personas altamente sensibles entre hombres y mujeres.

El cerebro de las PAS es un poco diferente del resto. Los investigadores2 han podido comprobar que los procesos cerebrales de las PAS muestran una sobreexcitación, una elevada actividad en las áreas neuronales relacionadas con las emociones, como el sistema de las neuronas espejo (fuertemente asociado con la respuesta empática) o áreas vinculadas a la conciencia y el procesamiento de la información sensorial.

Si perteneces a este grupo de personas altamente sensibles o muy sensibles, entonces no te queda otra que prestar atención a todas tus percepciones. Pues cuanto menos escuchemos a nuestra parte sensible, más fuerte gritará. Todos conocemos las señales más típicas: el estrés permanente, el cansancio, el agotamiento, los trastornos del sueño, las enfermedades mentales y los síndromes de burn-out se pasean desde hace años entre nosotros.

Año tras año cada vez hay más personas que se sienten incapaces de enfrentarse a las exigencias de la economía y la sociedad. El fenómeno tiene también una gran importancia para responsables de recursos humanos, empresarios, directivos, psicólogos, médicos, profesores, educadores, pedagogos o entrenadores. Es un fenómeno que tiene que ver con la valoración, la orientación, la selección de personal y la salud.

Porque solo cuando sepas que existe el fenómeno de la alta sensibilidad, podrás descubrir qué grado de sensibilidad tienes tú y las personas que te rodean. Este es el primer paso hacia una vida en que la sensibilidad sea una fortaleza, bien en el trato con uno mismo, bien para conseguir una buena convivencia con la pareja, la familia y la sociedad. Hay un antes y un después. Descubrir el rasgo de la alta sensibilidad significa para muchos un cambio radical en la manera de percibirse, en la capacidad de entender su propia postura en relación con los demás y el mundo que les rodea. Algo importante: independientemente de lo sensible que seas y en qué ámbitos, no tiene ningún sentido actuar como si no lo fueras. De hacerlo, estarías rechazando una parte de ti mismo, cosa que solo hará aumentar la intensidad de los estímulos y aumentar tu nivel de estrés. Por lo tanto, es mejor analizar ese ámbito para mantenerte sano y productivo y sentirte bien contigo mismo.

Son rasgos característicos de las personas altamente sensibles, la empatía, poseer una zona de confort reducida, una rápida sobreexcitación y/o sobreestimulación sensorial y una larga resonancia de los estímulos y las informaciones.

Para que las personas altamente sensibles se sientan a gusto, tienen que darse más condiciones que en el caso de las personas no altamente sensibles. Si existen pocos estímulos, les acecha el aburrimiento; y cuando se sumergen en la vida normal, tienen la amenaza de sufrir un exceso de estímulos sensoriales.

Los rasgos relacionados con la alta sensibilidad pueden tener, por un lado, efectos positivos, pero, por otro lado, también generan estrés. Si te conoces bien a ti mismo y sabes qué te sienta bien y qué no, tienes la posibilidad de cambiar tu vida diaria y vivir de forma más relajada.

La sensibilidad se canaliza, no se suprime. No vale intentar suprimir el llanto, no vale intentar suprimir un miedo, un ataque de pánico, los bloqueos, el estrés… Suprimir no es el camino, ya que todo lo que intentas suprimir busca y encuentra otras maneras de salir, otras vías de escape. No. El camino, es la senda del entendimiento, del autoconocimiento y del cambio consciente.

Una vez que entiendes qué es lo que te pasa y cuál es el motivo por el que sucede, puedes empezar a reconducir la “excesiva” sensibilidad y emocionalidad. Llegas a ser observador de ti mismo y empiezas a introducir, poco a poco, cambios en tu manera de pensar, cambios en tu manera de sentir y, cómo no, cambios en tu manera de actuar.

Asumir la responsabilidad de la propia emocionalidad, de nuestros pensamientos y de nuestros actos es algo que tenemos que aprender.

Karina Zegers3 nos refiere que la manera de ver, de observar y percibir el mundo por parte de una PAS, la forma de percepción sintiente o experimental, tiene aspectos muy positivos, como son la empatía, la intuición y la capacidad de interpretar correctamente el lenguaje no verbal; pero también tiene facetas más difíciles de llevar. Por ejemplo, esa facultad involuntaria de absorber estados de ánimo y el dolor ajeno, y también la saturación o sobreestimulación por un exceso de información. Lo que satura no es la elevada cantidad de información sensorial en sí misma, sino la fuerte conexión interna con lo visto y lo experimentado, que conlleva un «trabajo» adicional en cuanto al procesamiento de todo lo que es percibido. Cuando el cerebro se satura, pues ha recibido más información de la que puede procesar, suele bloquearse. En todo caso, los bloqueos son para las PAS una señal muy seria de que necesitan desconectar y descansar.

La inteligencia emocional puede ayudarnos en estas facetas, tanto a nivel profesional como particular, algo que deja claro en la definición D. Goleman4: Capacidad de reconocer nuestros sentimientos propios y los de los demás para así manejar bien las emociones y tener relaciones más productivas con quienes nos rodean.

J.J. Carbayo García

GdT de Salud Basada en Emociones semFYC


Bibliografía

  1. Elaine Aron. El don de la sensibilidad. Barcelona; Obelisco. 2006.
  2. Acevedo BP, Aron EN, Aron A, Sangster MD, Collins N, Brown LL. The highly sensitive brain: an fMRI study of sensory processing sensitivity and response to others’ emotions. Brain Behav. 2014 Jul;4(4):580-94.
  3. Karina Zegers. Personas altamente sensibles. Madrid: Laesferadeloslibros;2016.
  4. Inteligencia emocional. Barcelona: Kairos;2005.